como una lengua de prensiles musgos
parece recorrerme, buscarme la cerviz,
bajar, lamer el eje vertical,
que me separan de tu cuerpo ausente.
Busco ahora despacio con mi lengua
la demorada huella de tu lengua
hundida en mis salivas.
Bebo, te bebo en las mansiones
líquidas del paladar y en la humedad
radiante de tus ingles, mientras
tu propia lengua me recorre y baja,
retráctil y prensil,
como la lengua oscura de la lluvia.
La raíz del temblor llena tu boca,
tiembla, se vierte en ti
y canta germinal en tu garganta